sábado, 6 de marzo de 2010

Por qué el Agua es Negocio de Todos

Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*) 

La República de Panamá es conocida a nivel mundial no sólo por contar con un suministro de agua potable de primer nivel en comparación con países vecinos, sino también por derrocharla de manera cuasi escandalosa. Somos el país de Latinoamérica que mayor consumo de este recurso mantiene per cápita, el cual asciende a unos 108 galones diarios en promedio, distribuidos entre consumo e higiene. 

De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona puede vivir con 21 galones de agua potable por día. Podemos todos en un futuro no muy lejano utilizar fuentes de energía totalmente distintas a los combustibles fósiles, pero todavía no hemos inventado un sustituto perfecto para el agua dulce cruda o potable en su infinidad de usos. El agua dulce es el bien más esencial para la vida socioeconómica de un país. Reflexionemos sobre esta realidad: 33 de las 105 ciudades más grandes del mundo como Nueva York, Los Ángeles, Sao Paulo, entre otras, obtienen una proporción significativa de su agua dulce directamente de áreas protegidas, que pueden ir desde un bosque hasta toda una cuenca hidrográfica  Al menos otras 5 ciudades obtienen agua de fuentes que se originan en cuencas distantes que también incluyen áreas protegidas. En adición, al menos otras ocho obtienen agua de bosques que son administrados de forma tal que se da prioridad a su regulación del ciclo hidrológico. 

Recordemos esto cada vez que observemos un árbol en cualquier lugar. Mientras continúa creciendo nuestra economía y población mundial, nos convertimos en una humanidad cada vez más sedienta. Es fundamental comprender cuánta agua necesitamos los humanos para sostener nuestro diario vivir. Por ejemplo, se requieren de unos 2,700 litros de agua para producir una camiseta de algodón, un poco más de 4,000 litros para producir un kilo de trigo hasta 16,000 litros para producir un kilo de carne de res. 

En la actualidad, sólo el 54% de la escorrentía accesible de agua dulce a nivel mundial es apropiada para el consumo humano. Para el año 2025, dos tercios de la población de nuestro planeta podría tener serios problemas con el suministro de agua dulce potable. Aquí ya estamos incluidos todos los panameños, sin distingo de credo, raza, estrato social, orientación política, etc. Sin importar si lo anterior escrito se llega a concretar o no, la realidad es que todas las grandes, medianas y pequeñas empresas en nuestro país serán afectadas directa o indirectamente por la incertidumbre, tensiones y dilemas en su uso del recurso hídrico disponible para los panameños durante las siguientes décadas. La escasez relativa de un recurso por lo general allana el camino a su mejor administración. 

En consecuencia, las exigencias para que las empresas y la administración pública demuestren una gestión sostenible y eficiente del agua crecerán paralelamente año con año. Por esto, la histórica coyuntura que se genera al llevarse a cabo el proyecto de ampliación del Canal de Panamá, al mismo tiempo que se empiezan a sentir los efectos del cambio climático a nivel mundial, debe ser motivo más que suficiente para implementar finalmente una verdadera gestión integrada del recurso hídrico que involucre en la práctica a empresas, al ciudadano común que somos todos y a la administración pública. Nuestro futuro como país irremediablemente dependerá de que esto se concrete. 

 Artículo publicado en el diario El Panamá América del día 14 de enero de 2010.

(*) El autor es economista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario