tag:blogger.com,1999:blog-36452185122775724632024-03-13T08:05:39.972-07:00Desarrollo Sostenible PanamáJairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.comBlogger16125tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-58653433632106047602020-09-07T21:28:00.007-07:002020-09-07T21:30:14.317-07:00¿ Por qué debemos valorar los servicios provistos por la naturaleza?<p style="text-align: justify;"> Por: Jairo A. Vasquez Pravia (*)</p><p style="text-align: justify;">De acuerdo con una definición comúnmente aceptada, los servicios ambientales, también conocidos como servicios ecosistémicos, son los beneficios que las personas obtienen de la naturaleza. Se les agrupa en cuatro diferentes categorías a) de soporte, b) de regulación, c) de abastecimiento o provisión y) culturales.</p><p style="text-align: justify;">Ejemplos de cada grupo pueden ser:</p><p style="text-align: justify;">Tipo a) la formación de suelo, la fotosíntesis, el ciclo de los nutrientes, el ciclo del agua.</p><p style="text-align: justify;">Tipo b) el control de la erosión, reciclado de desechos y purificación de aguas residuales</p><p style="text-align: justify;">Tipo c) combustibles renovables, recursos genéticos, recursos farmacológicos naturales.</p><p style="text-align: justify;">Tipo d) servicios recreativos y de ecoturismo, conocimiento científico derivado del estudio de la naturaleza, patrimonio cultural, valores educativos asociados a la naturaleza</p><p style="text-align: justify;">La interacción entre los ecosistemas y las sociedades humanas puede describirse a través de una cadena de eventos. Esta cadena de eventos puede tener diferentes apariencias y terminologías, pero generalmente el significado es similar, como se ve en los siguientes dos ejemplos:</p><p style="text-align: justify;">• La capacidad del océano para limpiar el agua de las toxinas ambientales da como resultado buena calidad del agua en conjunto con otros procesos oceánicos, creando así condiciones favorables para el desarrollo de deportes acuáticos y turismo de playa, lo que muchas personas valoran.</p><p style="text-align: justify;">• La vegetación en el entorno urbano contribuye a la protección contra el ruido generado por actividades humanas y la contaminación por monóxido de carbono, lo cual afecta positivamente nuestra salud.</p><p style="text-align: justify;">Los servicios ambientales son esenciales para nuestro bienestar. Sin embargo, a menudo asumimos que son prácticamente inagotables. El no percibir y valorar los servicios provistos por los ecosistemas, puede terminar el bienestar y calidad de nuestra presente vida, así como nuestro futuro como sociedad. Es fundamental que políticos, autoridades públicas, municipios, empresas, organizaciones e individuos se vuelvan más conscientes del valor de estos servicios con el objetivo de coadyuvar a la toma de decisiones más informadas. Por ejemplo, el valor de los servicios de los ecosistemas debería ser incluidos en la planificación y las decisiones sobre el uso de la tierra y el agua.</p><p style="text-align: justify;">Hay muchas formas de establecer un valor. Cómo se va a expresar ese valor es una discusión en sí misma. Los servicios ambientales se valoran en función de los beneficios que generan para las personas y para la sociedad. La valoración económica se ocupa de cómo se ve afectado el bienestar de las personas por sus concepciones (preferencias) sobre lo que juega un papel en su bienestar, dado un mundo con recursos limitados.</p><p style="text-align: justify;">Una limitación de la valoración económica es que no significa necesariamente que los valores se pueden expresar en términos monetarios. Pero aun así, se han desarrollado a lo largo de los últimos 40 años metodologías válidas a nivel mundial para acercarnos a un consenso en este sentido.</p><p style="text-align: justify;">Valoración cualitativa: Valores expresados en palabras.</p><p style="text-align: justify;">Valoración semicuantitativa: valores expresados en una escala de puntos.</p><p style="text-align: justify;">Valoración cuantitativa: valores expresados en términos de alguna unidad física,como la cantidad de materias primas producidas durante un período o el número de visitas a un área recreativa.</p><p style="text-align: justify;">Valoración monetaria: Valores expresados en unidades monetarias.</p><p style="text-align: justify;">Percibir el valor económico de los servicios ambientales es fundamental para una sociedad que aspira al desarrollo sostenible. La valoración de estos proporciona una base para la toma de decisiones sobre cuestiones tales como: ¿Qué áreas deben conservarse y cuáles deben ser desarrolladas? ¿Cuales son los servicios ambientales de los que se depende para la realización diaria de nuestras actividades personales y sociales de forma correcta? ¿Debe la nueva área residencial estar ubicada al este o al oeste de una autopista o de un parque natural? ¿Cómo deberíamos diseñar espacios verdes para un proyecto residencial, de infraestructura pública o comercial? ¿Cuales áreas geográficas en una región o país deben conservarse para promover la salud pública?</p><p style="text-align: justify;">Al valorar los servicios ambientales que pueden verse afectados por diferentes decisiones en la esfera público-privada, puede lograrse un equilibrio duradero entre diferentes opciones de inversión para garantizar que las necesidades a largo plazo de la sociedad sean cónsonas con la conservación y aprovechamiento sostenible de los ecosistemas..</p><p style="text-align: justify;">Panama. 7 de septiembre de 2020.</p><p style="text-align: justify;">(*) El autor es economista.</p><div><br /></div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-86689571485572103462020-09-07T16:24:00.003-07:002020-09-08T21:00:21.224-07:00Bienes y servicios ambientales. Uniendo los mundos de las ciencias naturales y la economía.<p style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vasquez Pravia (*)</p><p style="text-align: justify;">El desarrollo sostenible vincula el bienestar de las generaciones con la capacidad de la biósfera de sostener la vida y tiene un enfoque de política pública. El desarrollo sostenible no es un estado fijo, sino más bien un proceso de cambio en el cual la explotación de los recursos naturales, la dirección de los flujos de inversión, la orientación del cambio tecnológico y los cambios institucionales se articulan con las presentes, así como con las futuras necesidades.</p><p style="text-align: justify;">Nuestros sistemas económicos, políticos y sociales globales actuales no están bien preparados para enfrentar este desafío. Existe una asimetría fundamental en el corazón de los sistemas económicos que recompensa la producción y el consumo a corto plazo de los productos básicos comercializados a expensas de la administración del capital natural necesario para el bienestar humano a largo plazo. Con una mayoría de personas que ahora viven en áreas urbanas (se espera que sean dos tercios de la población mundial para 2050), esta asimetría puede acentuarse aún más a medida que las conexiones con la naturaleza se vuelven menos evidentes, aunque no menos importantes. </p><p style="text-align: justify;">La valoración económica de los bienes y servicios ambientales, así como la implementación de mecanismos de compensación por su uso es un factor clave para reducir esa asimetría. Los bienes ambientales son productos de la naturaleza directamente aprovechables para el uso o consumo como, por ejemplo, el agua, los recursos pesqueros, la madera, los productos no maderables del bosque, las plantas de uso medicinal. En cambio, los servicios ambientales son aquellas funciones de los ecosistemas que generan beneficios y bienestar para las personas y las comunidades No se transforman ni se gastan en el proceso de utilización del consumidor; ésta es la característica principal que los distingue de los bienes ambientales, utilizados como insumos en los sistemas productivos, en cuyo proceso se transforman y se agotan. El paisaje es un claro ejemplo de servicio ambiental.</p><p style="text-align: justify;">Comprender quién afecta la generación de servicios ecosistémicos (llamados proveedores) y quién se beneficia de los servicios ecosistémicos (beneficiarios o consumidores) permite evaluar los costos y beneficios de una política determinada, incluidas las consecuencias distributivas entre las partes afectadas. Las instituciones, como los derechos de propiedad y acceso, junto con la naturaleza de los servicios en cuestión, enmarcan el contexto de las políticas e influyen en el conjunto de incentivos para el uso público y privado y la provisión de servicios ecosistémicos. Comprender el panorama institucional y las estructuras de incentivos puede informar una gestión y una gobernanza eficaces. Por ejemplo, políticas cuidadosamente diseñadas, como por ejemplo la aprobación de una ley que reconozca la existencia y valor de los bienes y servicios ambientales, pueden motivar a los posibles proveedores de servicios de los ecosistemas mediante el uso de pagos por la acción, el acceso o el mantenimiento de un servicio. De manera similar, la ordenación pesquera basada en los derechos puede incentivar a los pescadores a ser mejores administradores de los ecosistemas que producen los peces que capturan.</p><p style="text-align: justify;">Las áreas protegidas estatales panameñas, tal es el caso de los parques nacionales como Chagres, Camino de Cruces, Internacional La Amistad, Coiba (marino costero), Bastimentos (marino costero), al igual que los ,humedales de la Bahia de Panama; Matusagaratí (provincia de Darién) San San Pond Sak (provincia de Bocas del Toro), reservas forestales como la región de Donoso (provincia de Colón), Palo Seco (provincia de Bocas del Toro) generan una cantidad y diversidad de bienes y servicios ambientales. </p><p style="text-align: justify;">Entre los años 2002 a 2005, a solicitud de la entonces Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), el consorcio consultor chileno BCEOM– Fundación Terram llevó a cabo el primer estudio conocido sobre valoración económica de bienes y servicios ambientales en la República de Panamá. iniciando con el Parque Nacional Coiba y el Parque Internacional La Amistad. Posteriormente se terminaron valorando un total de 21 áreas protegidas en el territorio nacional, arrojando resultados muy interesantes. De acuerdo con reportes de la época al respecto, se estimó que el valor de los servicios ambientales ofrecidos por las 21 áreas protegidas analizadas ascendía a un flujo de 149.2 millones de dólares por año aproximadamente.</p><p style="text-align: justify;">Cabe destacar que se han presentado ante la Asamblea Nacional de Diputados durante los últimos 15 años, al menos, dos anteproyectos de ley sobre bienes y servicios ambientales, los cuales no han sido aprobados por diversas razones. </p><p style="text-align: justify;">Corregir la citada asimetría en Panamá requerirá transformar el uso del capital natural a través de una mejor comprensión del papel que juega este en el sostenimiento del bienestar humano, integrando esta información en contextos de decisiones y políticas, y cambiando las instituciones, políticas e incentivos para recompensar la administración a largo plaza. La aprobación de una ley sobre bienes y servicios ambientales en la República de Panamá es fundamental para iniciar esta corrección. La conservación y el desarrollo económico se han considerado en esferas separadas durante demasiado tiempo. El desarrollo sostenible en el siglo XXI requiere el reconocimiento explícito de que el desarrollo social y económico son parte de una biosfera estable y resiliente y dependen de ella.</p><div style="text-align: justify;"> (*) El autor es economista.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-28852180870658354702013-05-21T14:05:00.001-07:002020-09-08T20:59:03.773-07:00Los Manglares y su Rol en el Cambio Climático.<div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*)</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los manglares situados en las
costas que dan al Golfo de Panamá cubren aproximadamente unos 893 kilómetros
cuadrados de esta eco región, la cual en total abarca unos 2,424 kilómetros
cuadrados. De esta extensión estimada de manglar, ya más de 100 kilómetros
cuadrados han sido degradados ambientalmente y convertidos a áreas de uso
humano intensivo. Por otro lado, los bosques de mangle de Bahía Las Minas en la
provincia de Colón han sido afectados por grandes derrames de combustible
durante los últimos treinta años. De acuerdo con información presentada en 1997
en la revista Neotropica, el primer derrame ocurrió en 1968 cuando un buque
tanquero en la citada bahía sufrió ruptura del caso y se hundió, liberando
entre 2.8 a 3.8 millones de litros de aceite diesel y combustible bunker tipo
C, matando 49 hectáreas de manglar, es decir, un 4 % de los manglares existentes en la bahía
en ese momento. El segundo ocurrió en 1986 cuando un tanque de reserva de la
entonces Refinería Panamá colapsó, liberando al menos 8 millones de litros de petróleo
crudo, eliminando 69 hectáreas de bosque de manglar, es decir un 6% de lo
contabilizado en la Bahía por investigadores panameños y estadounidenses. Todavía
en el 2013 se observan los efectos perjudiciales de tales derrames sobre la
biota de esta área, así como de derrames menores a posteriori a los ya citados.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Resulta preocupante reconocer que
once de las setenta especies de mangle (16%) reconocidas mundialmente se
encuentran en un elevado riesgo de extinción. Una de las áreas de especial
preocupación precisamente son las costas caribeñas y pacíficas de América
Central, donde tanto como un 40% de las especies allí inventariadas están en
riesgo de desaparecer en los próximos veinte años.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A pesar de representar solo el
0.4% de la superficie boscosa en pie a nivel mundial los manglares proveen por
lo menos 1.6 millardos de dólares cada año en servicios ambientales a la
población de nuestro planeta (ej. filtración de sedimentos, contención de
basura orgánica e inorgánica que de otra forma iría directo al mar), al mismo
tiempo que sustentan la vida de infinidad de comunidades costeras a nivel
mundial, especialmente las dedicadas a la pesca artesanal y al turismo a pequeña
escala. Los bosques de mangle son sumideros altamente eficientes para capturar
carbono y reducir el calentamiento global: lo hacen a un ritmo al menos seis
veces superior por hectárea que los bosques tropicales lluviosos primarios. <span lang=""><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para la industria pesquera de
nuestro país, su propia existencia y
rentabilidad actual y futura depende de bosques de mangles saludables y
extensos en los golfos de Chiriquí y Panamá, dado que la gran mayoría de
especies comerciales como por ejemplo el pargo, la corvina, camarones rojos y
blancos, al igual que almejas, longorones y demás bivalvos y univalvos en
nuestro país cumplen su ciclo biológico más importante (el de la crianza)
dentro de los manglares. Se estima que una hectárea de manglar le representa a
la industria pesquera panameña más de 500,000 dólares por hectárea en ingresos potenciales
por año.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero el común de la gente se
preguntará, aún hoy, por que razón ciertos sectores de la sociedad panameña todavía
insisten en salvar los manglares panameños sino son más que áreas insalubres, pantanosas,
llenas de mosquitos y punto de entrada para actividades del narcotráfico? No
sería mejor opción el sanearlas e incorporarlas al pujante desarrollo nacional
mediante rellenos, carreteras, urbanizaciones y centros comerciales? <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La respuesta es sencilla: los
manglares son nuestros principales aliados naturales para mitigar los efectos
del cambio climático en la zonas más vulnerables del planeta: las costas
tropicales. Si los protegemos, nos protegemos nosotros y las futuras generaciones
también, si esa no es suficiente razón, pues no se cual otra podría ser.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
(*) El autor es economista.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Artículo publicado en el Diario La Prensa el día lunes 20 de mayo de 2013.</div>
Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-45465208879136536862012-09-24T14:34:00.006-07:002020-09-08T21:04:41.846-07:00Un Debate Necesario.<div style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*)</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Desde el siglo XIX hasta la mitad del siglo XX, las políticas públicas a nivel mundial se centraron en dirimir la lucha entre los valores económicos (acumulación del capital, impulso al comercio, crecimiento económico) y los valores sociales (sueldos y salarios, condiciones laborales, bienestar social, vivienda, salud y educación digna y universal).</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Aunque debe reconocerse que estos temas todavía no han sido resueltos en, prácticamente, ningún país del mundo, puede argumentarse que desde la década de 1970 otros asuntos y tensiones han ganado relativa notoriedad. Dos temas son de particular interés en la actualidad: el conflicto preservación del ambiente natural frente al crecimiento económico, así como el suscitado entre la preservación del ambiente natural y la justicia social. En efecto, los valores ambientales (entre otros) se han agregado y, al mismo tiempo, complicado aún más el cuasi eterno debate entre la derecha y la izquierda política que es, en el fondo, el eterno debate entre los que más y menos tienen por el acceso al poder.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El bienestar actual de la humanidad y, ciertamente, su supervivencia en el mediano y largo plazo dependen del éxito continuo de una interminable lista de plantas y animales –muy pocos de los cuales han sido domesticados– en muchas formas que apenas alcanzamos a entender plenamente. Nuestras reservas mundiales de alimentos podrían solo durar por un número limitado de meses si nuestra capacidad de producirlos, de repente, se ralentizara, ya sea por causas naturales o antrópicas. Esta capacidad está determinada, a su vez, por los niveles de precipitación pluvial y niveles de temperatura, por la actividad de muchos insectos como las abejas, así como por la vida microbiológica encontrada dentro de los distintos tipos de suelo del planeta.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La forma en que entendemos y valoramos la ecología, claramente, tiene implicaciones sociopolíticas muy importantes para el presente y el futuro de nuestras sociedades, lo que se ha venido demostrando en los últimos años a medida que la temática ambiental ha pasado a tener preponderancia, no solo a nivel noticioso sino en la agenda de más de una plataforma política de candidatos a puestos de elección, ya sea por el mero interés de suscitar simpatías y votos, o bien porque en contadísimos casos de verdad han internalizado el mensaje.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La integración de la economía, la equidad y la conservación ambiental es y debe ser un proceso político, fraguado por discusiones y dilemas de tipo ético. Más aún, estos vitales temas no pueden ser resueltos solamente sobre la base de meras estadísticas o “recetas” aplicadas a distancia desde los centros de poder mundial y/o por las ONG multinacionales que en el fondo responden a los mismos intereses. Las soluciones requieren per se de un esfuerzo denodado de pensamiento colectivo sobre qué tipo de sociedad en realidad queremos. Temas como las implicaciones ambientales de la construcción del tercer juego de esclusas por el Canal de Panamá, el estado presente y futuro de los humedales de la bahía de Panamá, la III fase de la cinta costera, el proceso de desertificación de la península de Azuero, las implicaciones de los proyectos hidroeléctricos en Chiriquí y Bocas del Toro (aguas abajo), entre otros muchos, son ejemplos que requieren de ese esfuerzo de pensamiento colectivo sobre el tipo de país que queremos para nosotros y nuestros hijos.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En una democracia, los valores fundamentales son algo que cada uno de nosotros debe establecer por sí mismo. Algo muy importante que nuestros ciudadanos que conforman la autodenominada clase política convenientemente olvidan: las instituciones democráticas son exitosas o fracasan en el tiempo sobre la base de su habilidad de integrar los valores ciudadanos dentro de decisiones colectivas efectivas. Pero más aún, nuestra sociedad panameña no será exitosa y sostenible a largo plazo en el mundo globalizado si no enfrentamos con entereza los retos difíciles y las decisiones duras que nos tocará tomar en temas como seguridad, educación y salud.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Queda de nosotros decidir cómo y cuando nos sentaremos a debatir y llegar a un verdadero consenso nacional. El Panamá de hoy y el que vendrá esperan a gritos nuestra respuesta.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Artículo de opinión aparecido en el diario La Prensa del dia miércoles 22 de agosto de 2012.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(*) El autor es economista.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-67917023135845467672012-06-26T09:26:00.003-07:002020-09-08T21:04:05.823-07:00Deuda Pública y Desarrollo Sostenible.<br />
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*)<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal"><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">El desarrollo sostenible vincula el bienestar de las
generaciones con la capacidad de la biósfera de sostener la vida y tiene un
enfoque de política pública. El desarrollo sostenible no es un estado fijo sino
mas bien un proceso de cambio en el cual la explotación de los recursos
naturales, la dirección de los flujos de inversión, la orientación del cambio
tecnológico y los cambios institucionales se articulan con las presentes así como
con las futuras necesidades. En la actualidad, las sociedades industriales se
encuentran viviendo a costa de las futuras generaciones, lo cual ha traído crisis
financieras institucionales que socavan en estos momentos la estabilidad de
economías como la estadounidense, la japonesa y de un grupo significativo de
países del sur de Europa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"></span> </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Nuestra economía no escapa a esta inexorable máxima, tal y
como lo comprobamos al verificar que aun a pesar del crecimiento sostenido del
PIB a un ritmo de mas del 8.5% anual en promedio durante los últimos siete
años, todavía la deuda publica representa aproximadamente el 42% del valor de
este indicador, lo cual contrasta con el 70% que representaba en los años
setenta, todavía nos mantiene en una posición un tanto vulnerable ante los
vaivenes de los flujos de inversión directa a nivel mundial.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"></span> </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">La expansión del Canal de Panamá y una gran cantidad de
megaproyectos en diferentes fases de construcción tales como hidroeléctricas,
el saneamiento de la Bahía de Panamá, la primera línea del metro de la ciudad
capital, expansión de los puertos de contendedores, entre otros se espera que
impulsen y extiendan el incremento sostenido de la actividad económica por unos
cinco a diez años más, lo cual en teoría representa una oportunidad histórica
para hacer progresos sustanciales en reducir la persistente pobreza e inequidad
existente, dado que todavía un tercio de la población de nuestro istmo vive en
pobreza y cerca del 15.1% lo hace en extrema pobreza, las cuales son cifras
realmente escandalosas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"></span> </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">El financiamiento de los actuales estándares de consumo de
bienes y servicios de la población panameña por medio del endeudamiento resulta
ser totalmente insostenible desde un punto de vista intergeneracional, incluso
manteniéndose o incrementándose el presente gasto público social tal y como lo
han venido realizando los últimos dos gobiernos de Torrijos y Martinelli con el
consabido incremento del déficit presupuestario, ciertamente ha contribuido a
la formulación de controvertidas propuestas como la propuesta venta de un
significativo porcentaje de las acciones del Estado panameño en empresas de
servicios públicos, trayendo como consecuencia el rechazo de amplios sectores
de la población en fechas recientes con sus secuelas de tensión social.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"></span> </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">En el presente y futuro para intentar garantizar la sostenibilidad de
la nación panameña no solo deberá evitarse
la sobre explotación de sus recursos naturales, sino también será importante
que se posean los mecanismos adecuados para desactivar la bomba de tiempo que
representa nuestro creciente endeudamiento público.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"></span> </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Si los esfuerzos que necesita realizar el actual gobierno
panameño para mantener bajo control los crecientes niveles de endeudamiento se
deciden aplazar o ignorar por el comienzo de la campaña presidencial rumbo a
las elecciones generales de mayo del 2014, muchos de los pasados y presentes
esfuerzos de grupos de la sociedad civil por promover el desarrollo sostenible
mas que nunca caerán en oídos sordos, avizorándose
conflictos sociales mas agudos a futuros, ya no solo por temas como la inseguridad
o la percepción de corrupción, sino por temas tan vitales para humanidad como
la disponibilidad de agua en condiciones adecuadas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Panamá, 25 de junio de 2012.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">(*) El autor es
economista.<b><o:p></o:p></b></span></div>
Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-40237513241560398562012-04-09T04:56:00.000-07:002020-09-07T16:35:47.121-07:00El Agua Que No Has De Beber.<div style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*) </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Durante la segunda parte del siglo veinte, se estima que en promedio dos grandes represas artificiales, especialmente para uso de plantas hidroeléctricas, se inauguraban cada día en el mundo. Para el año 2000, el número de grandes represas había crecido hasta alcanzar más de 47,000, y unas 800,00 represas más pequeñas bloqueaban ahora el flujo de los de la mayor parte de los ríos del mundo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A nivel mundial, más de la mitad de los 292 sistemas fluviales más grandes del mundo estaban afectados por represajes como son los casos del Yangtzé Kiang, Mississippi-Missouri, Nilo, Mekong, Irrawadi, e incluso a menor escala con los ríos Bayano y Chagres en Panamá. Es indudable que muchas de estas titánicas obras del ingenio humano proveen beneficios sustanciales a las sociedades humanas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Uno de cada tres países a nivel mundial depende de plantas hidroeléctricas para satisfacer al menos la mitad de su demanda eléctrica.
Sin embargo,jamás puede subestimarse el hecho de que el represaje de los ríos tiene ciertamente consecuencias dramáticas, tanto en su mismo curso como en su cuenca hidrográfica respectiva, en la medida que el flujo de las aguas y el drenaje de la tierra son alterados, en ocasiones irreversiblemente. Uno de los efectos más fácilmente detectables es la profunda alteración de la carga natural de los sedimentos del previamente libre río.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En la medida en que el flujo de agua cargado de sedimentos fluye desde la parte alta del rio hasta el reservorio detrás de la represa artificial, los sedimentos suspendidos van depositándose y formando gruesas capas de sustrato en el fondo del reservorio. Como resultado, cuando el agua es liberada periódicamente a través de las compuertas de la represa si bien se encuentra relativamente libre de sedimentos, a medida que avanza por el cauce río abajo, va cargándose crecientemente de sedimentos, conduciendo a una creciente erosión de las riberas y canales naturales en la parte baja de su curso, poniendo en peligro las vidas y propiedades de miles de personas que viven, no solo limítrofes con el río, sino incluso a decenas o centenares de kilómetros mas alejados. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La construcción de represas, en el marco de ineficaces o inexistentes políticas nacionales de administración integral de cuencas hidrográficas, puede llegar a tener también consecuencias socioeconómicas imprevisibles. Por ejemplo, se estima que más de un cuarto de millón de kilómetros cuadrados de tierras, muchas de éstas con grados importantes de biodiversidad y/o de producción agropecuaria, han sido inundadas por el represaje de ríos a nivel mundial durante los últimos 110 años, lo cual ha causado el inevitable desplazamiento y relocalización por parte de autoridades nacionales de entre 40 a 80 millones de personas a nivel mundial, en algunas ocasiones siendo sucesos violentos con no pocas muertes. Esto sin mencionar incrementos en los riesgos a la salud humana ya identificados en atención a la potencial proliferación de vectores de ciertas enfermedades, cuyos ciclos de vida se cumplen parcialmente en cuerpos de agua. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La demanda de agua para la generación de energía hidroeléctrica en la Republica de Panamá se estima en más de 25 billones de metros cúbicos anuales y, a medida que el crecimiento de la economía panameña continúe, se hará cada vez mayor. Según los antecedentes sobre potencial hidroeléctrico inventariado, la provincia de Bocas del Toro es la que dispone del mayor potencial en el país para surtir el proyectado aumento de esa demanda en los próximos veinte años, seguida de la provincia de Chiriquí. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La dependencia excesiva de energía hidroeléctrica, y el represaje de los ríos para tal fin, pueden llegar a ser un arma de doble filo a largo plazo para el mantenimiento de la paz social y la competividad económica de nuestro país sino se realiza una verdadera gestión integral y estratégica de los relativamente abundantes recursos hídricos con que contamos. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No esperemos a que surja otro nuevo conflicto entre conciudadanos por el uso de los recursos hídricos para implementar una gestión integrada de éstos. Mas bien preocupémonos por que la ventana para solucionar el problema cada vez se torna más angosta con el paso de los días. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Panamá, 27 de marzo de 2012. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> (*) El autor es economista.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-40748241439619619072012-04-09T04:46:00.003-07:002020-09-08T21:03:39.080-07:00Los Bosques Silenciosos.<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vasquez Pravia (*)</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Las comunidades locales ubicadas en países en vía de desarrollo como Panamá, por lo general se les impide ganarse su sustento diario mediante la explotación de los bienes y servicios ambientales en las áreas protegidas del Estado, pero en la práctica la gente administra estas tierras desde tiempos inmemoriales y depende de ellas para sobrevivir.
En lugares como el Parque Nacional Chagres, Bosque Protector de Palo Seco en Bocas del Toro, el área de Donoso en la provincia de Colón, Parque Internacional La Amistad entre Chiriquí y Bocas del Toro, entre otras importantes áreas de producción de agua en Panamá, la participación comunitaria es la clave para el éxito de programas de conservación que permitan rehabilitar las funciones ecosistémicas alteradas y produzcan servicios ambientales para beneficiarios fuera del área protegida. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A medida que la demanda por agua dulce aumenta en atención a las necesidades de las plantas hidroeléctricas, productores agropecuarios, industriales y ciudadanos todos, las inversiones requeridas para asegurar la adecuada dotación de recursos hídricos se incrementan más que proporcionalmente, muchas veces creando un gran impacto ambiental y daño social en las regiones donde el agua se obtiene para uso consuntivo y no consuntivo.
Como resultado, un círculo vicioso de degradación ambiental y modernización agropecuaria en las partes bajas de las cuencas hidrográficas conlleva a una más profunda polarización social; comunidades pobres se encuentran relegadas hacia áreas más marginales, lo cual casi siempre tienden a ser las partes más inaccesibles de la parte alta de las cuencas.
Más aún, dada la falta de recursos e incentivos para proteger esas áreas, estas comunidades tienden a contribuir a una mayor degradación ambiental en las partes más sensitivas de las cuencas. Esto se observa claramente en la República de Panamá en las partes altas de ríos como La Villa, en Azuero; Chiriquí Viejo, Chico, en Coclé; Chagres, en Colón; Chucunaque en Darién y Pacora al este de la provincia de Panamá, entre otros. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Claramente, las partes altas de todas las cuencas hidrográficas son regiones que reciben la mayor parte de la lluvia y la escorrentía potencialmente disponible para recargar el resto de estas a medida que los recursos hídricos en las partes medias y bajas sean utilizados con mayor intensidad, dado el crecimiento económico y/o demográfico de la población.
Por tal razón, es imperativo que el Estado diseñe e implemente políticas públicas efectivas que estimulen a las comunidades indígenas y campesinas residentes en las partes altas de las cuencas hidrográficas de nuestro país para que modifiquen sus técnicas de cultivo, manejo de las tierras y sus prácticas de manejo de recursos hídricos, como una forma eficiente de incrementar el suministro de agua en las partes medias y bajas de las cuencas.
Dada su precaria existencia, en muchas ocasiones estas comunidades deben ser compensadas por sus esfuerzos para incrementar la producción de agua en las cuencas hidrográficas donde residen. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Para que un esquema de compensación con este alcance tenga sostenibilidad, la compensación debe incluir algún tipo de garantía a largo plazo para los involucrados.
Esta recompensa puede incluir pagos directos por sus contribuciones medibles al mejoramiento en volumen y calidad de la oferta hídrica en las cuencas en atención al mecanismo de secuestro de carbono ahora mercadeados para financiar ciertos esfuerzos de conservación de bosques en América Central y otras regiones, mejores precios para sus productos, así como la introducción de prácticas agrosilvopastoriles más eficientes en el uso de la tierra que complementen y añadan valor a sus actividades económicas tradicionales. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En resumidas cuentas, cuando los bosques tropicales húmedos, ubicados en las cuencas hidrográficas de la República de Panamá, son explotados exclusivamente por su madera y/o devastados para expandir la frontera agropecuaria, el proceso tiende a ser tan perjudicial para los servicios ecosistémicos que todos los otros bienes y servicios ambientales, particularmente la biodiversidad, se ven severamente reducidos.
En contraposición, se pueden explotar los bosques por sus otros productos (como por ejemplo, belleza escénica, control natural de la erosión de las riberas fluviales y la sedimentación de quebradas, ríos y lagos, mantenimiento del ciclo hidrológico en condiciones adecuadas de volumen y calidad) con virtualmente ninguna afectación a los ecosistemas forestales, riparios y lacustres ubicados en dichas cuencas y permitiéndole un modo de vida digno a las comunidades que allí residen.
Queda en nosotros ser más proactivos. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(*) El autor es economista.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> Artículo publicado en el diario La Prensa del día 9 de abril de 2012.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-9217913731486604812011-01-27T07:14:00.000-08:002020-09-08T20:57:25.005-07:00Malthusianismo y economia<div>Por: Jairo A. Vasquez Pravia (*)</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">Robert Malthus en su obra titulada “Essay on the Principle of Population“ publicada en 1798 vino a decirnos que mientras los medios de subsistencia crecen en proporción aritmética, la población lo hace en proporción geométrica. Con esta frase lapidaria Malthus pretendía poner de relieve con una lógica aplastante que el principal reto de la sociedad es la disponibilidad de recursos limitados aún cuando sus necesidades son ilimitadas. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Transcurridos más de 200 años de la publicación de la obra, la premisa malthusiana sigue teniendo su vigencia. En el escenario mundial el petróleo, como fuente principal de energía, y las materias primas son ejemplos claros del pensamiento malthusiano. Cada día más, los países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo necesitan más combustibles líquidos para el transporte y la industria. Ante una fuerte demanda de combustibles se ha llegado a la situación de que algunos países productores hayan comprometido una parte de sus reservas para los próximos años. Y esto se encuentra supeditado a unas reservas probadas de petróleo fijas en la Naturaleza, que se formaron hace millones de años en los estratos sedimentarios de la corteza terrestre. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El precio desorbitado del crudo (nada más y nada menos que 146.7 dólares el barril de petróleo de referencia Brent la pasada semana) radica, en una primera instancia, en el aumento de la demanda de energía en tres de las principales economías del mundo (Estados Unidos, China e India), a lo que se suma la incertidumbre política en una buena parte de los países exportadores, así como a una dosis nada desdeñable de especulación de los mercados. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con la excepción de algunos hallazgos como el avanzado recientemente por Petrobrás de una gran bolsa de petróleo en aguas profundas (más de 4000 metros), la exploración de nuevos yacimientos ha visto disminuidos sus resultados. Además, muchos pozos explorados que han satisfecho las necesidades del mercado en las últimas décadas ofrecen un rendimiento cada vez menor. A simple vista parece que nos enfrentamos a la catástrofe malthusiana. Pero no es así. La medida aparentemente es simple: consumo moderado y uso eficiente de los destilados de petróleo son factores claves que permiten alargar la vida del petróleo. En esta línea, el Banco Central Europeo, la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central de Japón vienen aplicando la doctrina económica clásica de tasas de interés elevadas para enfriar el crecimiento y limitar en cierta medida el crecimiento de las principales economías.
Ni que decir tiene el hecho de que Malthus no pudo prever la revolución industrial del siglo XIX, ni los desarrollos tecnológicos del siglo XX. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hoy se dispone de tecnología que permite sintetizar derivados de petróleo a partir de carbón, de gas natural o de biomasa con el gran atractivo de que los hidrocarburos que se obtienen por esta vía son más limpios, emiten menos gases de efecto invernadero durante su combustión y pueden generarse con recursos autóctonos. Si esto es así ¿porque no se implantan estas tecnologías para aliviarnos de la asfixia que está produciendo el crecimiento exponencial del precio del petróleo? Evidentemente estamos ante balances económicos que solamente resultan favorables en algunos casos. En la actualidad, extraer el petróleo de la corteza terrestre es más económico que fabricarlo. Pero el petróleo fácil, el que se extrae mediante perforación vertical, está tocando a su fin. Para llegar a localizaciones donde se encuentra, ahora tienen que ponerse en práctica nuevas tecnologías de búsqueda y exploración de yacimientos de mayor dificultad de acceso. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La exploración horizontal y el alcance de las aguas profundas son algunas de las direcciones que sigue la exploración de las empresas petroleras.
La contracción de la demanda de bienes de consumo, entre ellos la energía, no cabe esperar que venga a postergar la no deseada crisis malthusiana. La diversificación de las fuentes de energía, y especialmente la introducción de las renovables, es el ingrediente esencial para reducir la fuerte dependencia del petróleo. A ello hay que añadir el hecho de que se dispone de tecnología que permite fabricar combustibles sintéticos, aunque por razones de coste todavía no está implantada. No obstante, dado el coste actual del barril de petróleo se espera que estas tecnologías se hagan competitivas a muy corto plazo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div>Panama, 27 de enero de 2011.</div><div><br /></div><div>(*) El autor es economista.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-56199276592762530182010-06-10T10:59:00.000-07:002020-09-08T20:57:36.047-07:00<div style="text-align: justify;">Para reflexionar:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Según datos de la Contraloría General de la República de Panamá, solo el 15% de los asalariados pagan impuesto sobre la renta, con lo cual se puede concluir que solo el 15% de los asalariados ganan más de 800 dólares al mes. Si a esto le sumamos el hecho que solo el 50% de las personas en edad laboral son asalariadas, tenemos que solo el 7.5% de las personas en edad de trabajo tienen un empleo donde ganan más de 800 dólares al mes.
El informalismo y los bajos salarios en una economía no permiten el desarrollo sostenible de un país.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-57376711498934415912010-03-26T13:34:00.000-07:002020-09-08T21:03:01.800-07:00Ecosistemas y Economía<div style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*) </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los sistemas ecológicos y económicos de nuestro planeta están vinculados. A medida que las dimensiones del sistema económico mundial crecen en relación con el acervo de recursos naturales terrestres y marinos, la dinámica de ambos sistemas se afecta y se torna más discontinua. Las externalidades negativas aparecen en la medida en que las capacidades de adaptación y de carga de los ecosistemas son sobrepasadas por la extracción de recursos naturales para la satisfacción de las necesidades económicas de la población mundial. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><div style="text-align: justify;">Todos nosotros, especialmente los más pobres y vulnerables, dependemos de la riqueza natural para proveernos de servicios básicos, tales como agua fresca, alimentos, materiales para la construcción de viviendas, medicamentos, entre otros, sin embargo se estima que dos tercios de los ecosistemas mundiales ya han sido fuertemente impactados por la acción humana, reduciendo así su capacidad de brindar a largo plazo los bienes y servicios ambientales que necesita la humanidad para seguir existiendo, tal y como lo hemos hecho hasta ahora. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: justify;">La biodiversidad biológica constituye el anclaje vital para nuestra existencia y el desarrollo económico de todos los países del globo. Por ejemplo, el valor actual del comercio de los recursos pesqueros oceánicos mundiales se estima en 5.9 billones de dólares, es decir, representa un valor 600% superior al estimado para el año 1976. Sin embargo, las tasas de captura mundiales de especies como el atún, sardinas, entre otras, se encuentran en pleno y sostenido descenso y cerca del 75% de los bancos pesqueros comerciales s a nivel mundial ya se han agotado, o bien, ya están por debajo de su nivel de sostenibilidad. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">De seguir esta tendencia un componente fundamental para la seguridad alimentaria mundial se perderá irremediablemente y todos sufriremos.
La ausencia de metodologías comprensibles para proveer datos de valoración económica sobre biodiversidad y los servicios que ésta presta, los cuales puedan ser fácilmente transmitidos y comprendidos por gobernantes y tomadores de decisiones en el sector privado, ha impedido grandemente mayores esfuerzos para la protección, mantenimiento y restauración de hábitats y especies en muchas partes del mundo, dado que hasta ahora no hay consenso sobre cómo poder incorporar esta valiosa información a los análisis costo-beneficio de proyectos de inversión pública y privada, que pueden ir desde la construcción, por ejemplo, de un acueducto rural hasta aeropuertos, puertos y desarrollos urbanísticos a gran escala.
Y esto es un error que ustedes estimados lectores y yo tendremos que pagar en el mediano y largo plazo. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Artículo publicado en el Diario La Prensa del día 28 de marzo de 2010. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(*) El autor es economista.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-29772772783409017262010-03-08T05:54:00.001-08:002020-09-08T21:01:11.707-07:00Pérdida de Biodiversidad y Desarrollo Económico.<div style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*) </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La expansión de la frontera agropecuaria a nivel mundial se ha hecho a costa de la pérdida de la riqueza biológica. De acuerdo con un estudio de Forest Trends publicado en agosto de 2004, el mundo ha perdido casi tres mil millones de hectáreas de bosques en los últimos años, lo que equivale a cerca de la mitad de los bosques que ocupaban la tierra. A la velocidad de pérdida del hábitat actual, un 10% de las especies que habitan la tierra podrían desaparecer en los próximos 25 años.
La pérdida de biodiversidad ha sido más dramática en los países subdesarrollados que en el primer mundo, yendo de la mano con las abismales diferencias en la distribución de la riqueza entre regiones y dentro de los mismos países. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Durante la década de los setenta e inicios de los ochenta, vastas áreas de bosques tropicales húmedos de América del Sur, África subsahariana, y el sudeste de Asia ya habían sido taladas y convertidas a tierras de cultivo y/o pastoreo, aunque a partir de mediados de los años ochenta el ritmo de deforestación en América del Sur había disminuido dramáticamente, particularmente en Brasil, pero el ritmo en África y el sudeste de Asia, aunque pobremente cuantificado, se mantiene relativamente alto hasta nuestros días.
</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La población actual de nuestro planeta probablemente se duplicará para el año 2050, resultando en unas 10 mil millones de almas demandando diariamente una variedad enorme de bienes y servicios. La gran mayoría de esta población vivirá en las regiones tropicales y subtropicales de Asia, África y América del Sur. Coincidentalmente son las regiones con mayor necesidad de desarrollo económico y la presión doble que seguirá ejerciendo el crecimiento demográfico descontrolado y la expansión económica inequitativa no hará más que incrementar la demanda sobre los recursos de la biodiversidad. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El fallo de nuetras sociedades en asignarle un valor económico a la naturaleza ha significado la degradación de los ecosistemas, una consecuente reducción de los servicios ambientales, y ha contribuido decisivamente a la reducción de la biodiversidad,dado que no hay forma de incoporar el capital natural a análisis costo beneficio de proyectos que puedan tener un impacto sobre éste.
La ausencia de metodologías comprensibles para proveer datos de valoración económica sobre biodiversidad y los servicios que ésta presta, los cuales puedan ser fácilmente transmitidos y comprendidos por gobernantes y tomadores de decisiones en el sector privado, ha impedido grandemente mayores esfuerzos para la protección, mantenimiento y restauración de hábitats y especies en muchas partes del mundo. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(*) El autor es economista.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-46682920409113670712010-03-08T05:48:00.000-08:002020-09-08T21:02:36.287-07:00Retribuyendo a la Naturaleza.<div style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*) </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La disponibilidad de agua en el país ha permitido, hasta el momento, el abastecimiento del vital líquido para consumo humano (cerca de 400 millones de metros cúbicos por año), la operación del Canal de Panamá, la agricultura, la acuicultura, el uso industrial y la producción de energía hidroeléctrica. Sin embargo, la calidad actual de este recurso se ha visto afectada por la contaminación en sus diversas formas, problema que es palpable en las cuencas del río Chiriquí Viejo, río Santa María, río Grande, Bayano y río Pacora, lo que pone en riesgo el abastecimiento futuro para los diferentes usos.
Según el Ministerio de Desarrollo Agropecuario, existen en Panamá aproximadamente 270mil hectáreas aptas para riego, localizadas en su mayor parte en la provincia de Chiriquí y en el Arco Seco, regiones donde se ubican las cuencas de los ríos Chiriquí Viejo, río Grande y Santa María. Actualmente se riegan sólo entre 27 mil y 28 mil hectáreas. De éstas, aproximadamente el 90% corresponden a riego privado. Cabe señalar que la mayor parte de los usuarios de riego son propietarios de las tierras que cultivan. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La demanda de agua para la generación de energía hidroeléctrica se estima en 21.9 billones de metros cúbicos y se concentra en las provincias de Panamá (central Bayano) en el río Bayano, Chiriquí (centrales La Estrella, Los Valles y Fortuna) y Veraguas (La Yeguada, en la cuenca del río Santa María). Según los antecedentes sobre el potencial hidroeléctrico inventariado, la provincia de Bocas del Toro es la que dispone del mayor potencial en el país, seguida de la provincia de Chiriquí (incluye río Chiriquí Viejo). En la provincia de Veraguas también existe algún potencial, pero para plantas de menor potencia
No contar con una oferta estable de agua a futuro en algunas regiones comienza a ser cada vez más evidente en cuencas hidrográficas como las mencionadas arriba. Esto se convierte, entonces, en un serio riesgo para la competitividad económica de buena parte del sector agropecuario del país.
Este escenario apunta a poner en práctica algún tipo de instrumento económico de gestión ambiental que permita un uso racional y eficiente del recurso hídrico en estas áreas en reemplazo de la visión tradicional de "quien contamina paga", el cual en no pocas ocasiones ha sido relativamente inefectivo en el manejo integral de cuencas. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los servicios ambientales o eco sistémicos son aquellos provistos por el entorno natural y de los cuales se benefician múltiples individuos, por ejemplo, la purificación del agua y el control de las inundaciones provistos por los humedales, o bien, la regulación del ciclo hidrológico y la belleza escénica, entre otros muchos servicios, provistos por los bosques.
El pago por servicios ambientales (PSA), entonces, es un mecanismo de compensación para quienes mantienen o introducen prácticas de conservación o prácticas agrosilvopastoriles sostenibles dentro de las tierras que proveen dichos servicios. Por ejemplo, usuarios río abajo de agua purificada por un bosque río arriba, como compañías embotelladoras de agua, comunidades locales, ingenios azucareros, entre otros, puedan pagar a los conservadores de ese bosque para garantizar un flujo sostenible de tal servicio.
El pago por los servicios ambientales provistos por bosques, arrecifes coralinos, humedales y otros ecosistemas es una forma de reconocer su valor y garantizar que los beneficios provistos por éstos se mantengan en el largo plazo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">También puede permitir que pequeños productores agropecuarios y comunidades pobres en áreas rurales y semi rurales puedan recibir beneficios tangibles por la conservación, contribuyendo así al desarrollo sostenible.
En la República de Panamá existen todas las condiciones para iniciar programas de PSA sostenibles, teniendo como hilo conductor la gestión integrada del recurso hídrico, lo cual será vital para la competitividad económica de nuestro país en el marco del desarrollo sostenible. Sólo nos falta voluntad. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Artículo publicado en el Diario La Prensa del día 13 de junio/2006. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(*)El autor es economista.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-69588657737081612012010-03-06T06:54:00.000-08:002020-09-08T21:02:06.919-07:00Ventanas de Carbono<div style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*) </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La contaminación es reconocida en términos económicos como una externalidad, es decir, el producto de una decisión que causa perjuicios o beneficios a terceros por el uso de un bien público (Ejemplo, el aire o las aguas de un río).
El cambio climático es considerado como una externalidad negativa, dado que el efecto causado por las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, al quemarse grandes cantidades de combustibles fósiles, está causando perjuicios económicos a todos los países por igual, sean o no altamente contaminantes.
La creciente preocupación sobre los efectos económicos del cambio climático a nivel mundial está estimulando a que los flujos de inversión se redireccionen crecientemente hacia mercados considerados verdes como el de créditos de carbono, a pesar de que los marcos regulatorios existentes están todavía en proceso de refinamiento. Prueba de lo anterior son estas cifras reveladoras: </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Según la firma consultora Point Carbon, el mercado de créditos de carbono a nivel mundial triplicó su valor en unos 60 mil millones de dólares en el año 2007 y se espera que valga más de un trillón de dólares en menos de una década.
De acuerdo con cálculos de la organización conservacionista Katoomba Group, las operaciones voluntarias con créditos de carbono a nivel mundial crecieron en un 200% durante el año 2007 y valen actualmente más de 100 millones de dólares. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Para poder mitigar las perjuicios económicos del cambio climático es fundamental que los patrones de inversión y de consumo, tanto de empresas como individuos, se dirijan cada vez más hacia productos y tecnologías menos emisoras de gases de efecto invernadero (GEI), especialmente, en las grandes economías como China Popular, Rusia e India, dado que durante los próximos 50 años se estima que el 70% de todas las emisiones de GEI provendrán de estos países junto a las de los países en vías de desarrollo, como el nuestro. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Una forma muy efectiva de lograrlo es incrementando el vínculo entre organizaciones conservacionistas y empresas a través de iniciativas ambientales que trasciendan el mero interés filantrópico, enfocándose en estimar los costos económicos imputados al resto de la sociedad por la contaminación generada por estas últimas, y al mismo tiempo mostrándoles los beneficios económicos que pueden surgir, por ejemplo, de la neutralización de sus emisiones de GEI y/o de la adopción de prácticas de producción más limpias. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Todavía estamos a tiempo de mitigar los efectos del cambio climático, pero cada vez la ventana para lograr cambios visibles se va achicando como quedó demostrado en la reciente cumbre de Copenhague, clausurada sin la firma de ningún acuerdo vinculante entre los países asistentes. Queda en nosotros hacer algo por nuestro planeta, que es la única casa que tenemos todos en este inmenso universo.
</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Artículo publicado en el Diario La Prensa del día 27 de diciembre de 2009. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> (*) El autor es economista.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-27384277702230791282010-03-06T06:49:00.000-08:002020-09-07T16:51:49.407-07:00Una Hoja en la Tempestad.<div style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*) </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">¿Qué es la biodiversidad? Pareciera tener una respuesta sencilla, pero las apariencias engañan.
La biodiversidad es algo tan simple como las bacterias que habitan en nuestros intestinos, el pececillo de la quebrada, las arañas que tienden su tela en los rincones de una casa, o algo tan complejo como los genes que son el código para crear un ser humano, los bosques del Darién o de la Isla de Coiba, la inmensidad del Océano Pacífico. A fin de cuentas, es la variedad de vida en la Tierra, en todos los niveles, desde los genes, pasando por organismos individuales a especies hasta vastos hábitats, así como todos los vínculos e interacciones entre todos y cada uno de los seres vivos que los componen. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La biodiversidad se encuentra íntimamente ligada al clima, pero estas interacciones no son apreciables a simple vista. Por ejemplo, cuando los bosques son talados, tanto el clima local como el global son afectados dado que la remoción de árboles causa cambios en los niveles de humedad y temperatura, así como el carbón retenido en éstos es liberado a la atmósfera. Se calcula que al deforestarse y quemarse una hectárea de bosque tropical húmedo se envían aproximadamente unas 500 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.Más alarmante aún, se estima que un solo día de deforestación en nuestro planeta equivale a la huella de carbono generada por ocho millones de personas viajando ese mismo día al mismo tiempo a la ciudad de Nueva York. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Así como el cambio climático afecta a la biodiversidad, así también cambios en la biodiversidad pueden afectar el clima mundial. Quizás más significativamente, cambios en el uso de la tierra que conllevan a una reducción de la biodiversidad igualmente traen un incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Se ha calculado que un tercio de todo el dióxido de carbono liberado entre 1850 (aproximado inicio de la Revolución Industrial en Inglaterra y los Estados Unidos) y principios de este siglo ha tenido como origen la destrucción de bosques a partir del cambio en el uso de la tierra.
Cerca de un tercio de toda la superficie de nuestro planeta es utilizada para la producción de alimentos. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Aproximadamente unas 7,000 especiales de plantas han sido cultivadas y recolectadas para alimentos por los humanos desde que la agricultura inició hace unos 12,000 años. En la actualidad solo unas 15 especies de plantas y ocho especies animales suplen el 90% de toda la comida que consume toda la población mundial anualmente. Si por cosas del destino se redujera la productividad de nuestra biota más estratégica, las consecuencias serán terribles para todos en muy poco tiempo.
Si bien no ha sido al ritmo dramático de los demás países centroamericanos, la pérdida de cobertura boscosa de la República de Panamá ha sido notable durante las últimas cinco décadas. Por ejemplo, sólo entre 1950 y 1960 ésta se redujo de un 68% a un 58%. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">De acuerdo con datos oficiales de la ANAM, la cobertura boscosa actualmente representa el 44% de la superficie total del país, siendo deforestadas aproximadamente unas 75,000 hectáreas por año en promedio para dar paso a la ganadería extensiva, monocultivos, proyectos hidroeléctricos y urbanísticos, carreteras, en fin, lo que conocemos como desarrollo. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> A diferencia de muchos países de la región con sectores agrícolas e industriales mucho más complejos, y a la vez mucho más emisores de GEI, la República de Panamá posee condiciones ideales para implementar una política de mitigación de los efectos del cambio climático a un mucho menor costo y en menor escala que aquellos, en atención a su demografía, patrones de consumo de energía, cobertura boscosa todavía apreciable, entre otras. Queda de nosotros hacerla realidad, y si bien los que estamos aquí y ahora no veremos sus beneficios completos, las futuras generaciones de panameños nos lo agradecerán profundamente. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El cambio climático es un problema global, pero cada uno de nosotros tiene la capacidad necesaria para aportar a su mitigación por más pequeñas que sean nuestras acciones. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Artículo Publicado en el Diario La Prensa el día 06 de marzo de 2010. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> (*) El autor es economista.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-31605684607835176262010-03-06T06:35:00.000-08:002020-09-08T21:01:42.462-07:00Por qué el Agua es Negocio de Todos<div style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*) </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La República de Panamá es conocida a nivel mundial no sólo por contar con un suministro de agua potable de primer nivel en comparación con países vecinos, sino también por derrocharla de manera cuasi escandalosa. Somos el país de Latinoamérica que mayor consumo de este recurso mantiene per cápita, el cual asciende a unos 108 galones diarios en promedio, distribuidos entre consumo e higiene. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona puede vivir con 21 galones de agua potable por día.
Podemos todos en un futuro no muy lejano utilizar fuentes de energía totalmente distintas a los combustibles fósiles, pero todavía no hemos inventado un sustituto perfecto para el agua dulce cruda o potable en su infinidad de usos. El agua dulce es el bien más esencial para la vida socioeconómica de un país.
Reflexionemos sobre esta realidad: 33 de las 105 ciudades más grandes del mundo como Nueva York, Los Ángeles, Sao Paulo, entre otras, obtienen una proporción significativa de su agua dulce directamente de áreas protegidas, que pueden ir desde un bosque hasta toda una cuenca hidrográfica Al menos otras 5 ciudades obtienen agua de fuentes que se originan en cuencas distantes que también incluyen áreas protegidas. En adición, al menos otras ocho obtienen agua de bosques que son administrados de forma tal que se da prioridad a su regulación del ciclo hidrológico. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Recordemos esto cada vez que observemos un árbol en cualquier lugar.
Mientras continúa creciendo nuestra economía y población mundial, nos convertimos en una humanidad cada vez más sedienta. Es fundamental comprender cuánta agua necesitamos los humanos para sostener nuestro diario vivir. Por ejemplo, se requieren de unos 2,700 litros de agua para producir una camiseta de algodón, un poco más de 4,000 litros para producir un kilo de trigo hasta 16,000 litros para producir un kilo de carne de res. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En la actualidad, sólo el 54% de la escorrentía accesible de agua dulce a nivel mundial es apropiada para el consumo humano. Para el año 2025, dos tercios de la población de nuestro planeta podría tener serios problemas con el suministro de agua dulce potable. Aquí ya estamos incluidos todos los panameños, sin distingo de credo, raza, estrato social, orientación política, etc. Sin importar si lo anterior escrito se llega a concretar o no, la realidad es que todas las grandes, medianas y pequeñas empresas en nuestro país serán afectadas directa o indirectamente por la incertidumbre, tensiones y dilemas en su uso del recurso hídrico disponible para los panameños durante las siguientes décadas. La escasez relativa de un recurso por lo general allana el camino a su mejor administración. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En consecuencia, las exigencias para que las empresas y la administración pública demuestren una gestión sostenible y eficiente del agua crecerán paralelamente año con año.
Por esto, la histórica coyuntura que se genera al llevarse a cabo el proyecto de ampliación del Canal de Panamá, al mismo tiempo que se empiezan a sentir los efectos del cambio climático a nivel mundial, debe ser motivo más que suficiente para implementar finalmente una verdadera gestión integrada del recurso hídrico que involucre en la práctica a empresas, al ciudadano común que somos todos y a la administración pública. Nuestro futuro como país irremediablemente dependerá de que esto se concrete. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> Artículo publicado en el diario El Panamá América del día 14 de enero de 2010.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(*) El autor es economista.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3645218512277572463.post-19760679311118280702010-03-06T06:31:00.000-08:002020-09-08T21:01:57.389-07:00Regulaciones Ambientales, ¿Un Freno a la Competitividad Económica?<div style="text-align: justify;">Por: Jairo A. Vásquez Pravia (*) </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Durante la última media década, el proceso de liberalización de los mercados ha cambiado su enfoque de reducción arancelaria, la cual efectivamente se ha gestado en buena parte del mundo, hacia la eliminación de barreras para arancelarias al comercio mundial, entre las que destacan las regulaciones ambientales. Dado que muchas regulaciones nacionales, tales como las normas de calidad ambiental y los estudios de impacto ambiental para diversos proyectos de inversión pueden ser consideradas como barreras para arancelarias al comercio, la discusión sobre la extensión y el impacto de las normas ambientales se ha expandido en las mesas de negociación de todos los acuerdos de libre comercio de reciente data. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">De acuerdo con el índice de competitividad mundial preparado por el Foro Económico Mundial para el periodo 2009-2010, la República de Panamá alcanzó la posición 56, por debajo de países como Chile (30) y Costa Rica (55), pero por encima de economías más grandes como México (60), Uruguay (65) , Colombia (69) y Argentina (85). Si observamos los países que lideran el escalafón como Finlandia, Estados Unidos, Dinamarca, Singapur, Suiza, Islandia, Noruega y Australia, coincidentemente son los que poseen regulaciones ambientales más estrictas y actualizadas, lo cual no ha sido obstáculo para seguir liderizando el proceso de globalización. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Por otro lado, muchos países en vías de desarrollo, en especial México y los países centroamericanos, durante los últimos años han dedicado esfuerzos para flexibilizar sus regulaciones ambientales en aras de atraer mayores flujos de inversión extranjera en el marco de acuerdos de libre comercio, empero, siguen sin mostrar un mayor crecimiento económico ni mejoras en su competitividad ni distribución de la riqueza, y lo más preocupante de todo, haciéndose irremediablemente más dependientes del flujo de remesas extranjeras de su fuerza de trabajo emigrante hacia los Estados Unidos. En el caso de México, estas remesas representan la segunda fuente de divisas luego de las exportaciones de petróleo crudo y sus derivados, mientras que para El Salvador ya son desde hace casi 15 años su principal fuente de divisas.
</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Al contrario de la percepción de muchos, Panamá es considerado uno de los países latinoamericanos con regulación ambiental de mayor alcance y, sin embargo, mantiene uno de los flujos de inversión externa directa más consistentes durante los últimos años, pasando de unos 603.4 millones de dólares en el año 2000 hasta unos 2 mil 401 millones de dólares para el año 2008, de acuerdo con estadísticas de la Contraloría General de la República. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Las regulaciones ambientales no pueden ser vistas como simples controles de la contaminación o estándares de manejo de recursos naturales, capaces de ser flexibilizados de un solo plumazo por la burocracia estatal en aras de la consuetudinaria excusa de fomentar la inversión nacional y atraer la extranjera en beneficio del país. Ellas también son parte de las reglas fundamentales para el comercio internacional y sirven como una mitigación necesaria contra las fallas de mercado en el orden económico global. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La construcción de una sensibilidad ambiental en el régimen de libre comercio de forma pensada y sistemática debería de ser de interés, tanto en los mundos económicos como ambientalistas, los cuales nunca deben ser mutuamente excluyentes per se si buscamos un desarrollo sostenible.
En un ambiente donde crecientemente se reconoce que el camino a un efectivo y justo intercambio de bienes y servicios en un mundo cada vez más globalizado no está libre de riesgos, las regulaciones ambientales tienen un rol que jugar en preservar un mejor entorno para el mejoramiento de la competitividad económica de cada país. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Artículo publicado en el diario La Prensa del día 5 de enero de 2010. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> (*) El autor es economista.</div>Jairo Aníbal Vásquez Praviahttp://www.blogger.com/profile/04900515314700448052noreply@blogger.com0